Accedo a este blog como anfitrión de quienes deseen conocer el sendero que se abre entre las luces y los rincones amados de este balcón al mundo.
Santa Cruz de Tenerife no es sólo una ciudad, sino el viacrucis callado de miles de viajeros a ningún lugar, la paz tras las murallas de esos nortes ásperos y gélidos a diez grados de latitud por encima de nuestros ojos acostumbrados a todos los océanos.
Esta hermosa urbe, capital de soñadores y templo de gestas y pesares, ésta, grito ante el Aliseo, el Volcán y la Mar, es MI CIUDAD. Y, como tal, el paisaje donde elegí siempre amar y dolerme tras haber amado tanto, donde ver surgir al padre Sol tras el Castillo, después de una noche de amor bajo las estrellas... Bienvenido, pues, viajero: has llegado a Edén.