Como se puede apreciar en las fotografías, los bancos de la plaza están recubiertos de estas bellísimas baldosas polícromas. Y, no conformes con el interés meramente estético, se añade ese toque único que le confieren los rótulos que nos recuerdan las formas en que los anunciantes proclamaban las execelencias de sus productos: publicidad y arte se daban la mano con los medios de otras épocas. Hoy tenemos Internet, televisión, radio... y la publicidad es una labor creativa fugaz y repetitiva, aunque llegue a cotas artísticas en muy contadas ocasiones. Pero, como en la fotos, también ha habido un interés por aunar la belleza con los más genuinos fines crematísticos.
Y no sólo se puede apreciar la belleza de la decoración en el mobiliario urbano, sino que, para el viajero atento existe una atracción adicional, colorida y vistosa: la flora que se planta alrededor de la fuente, en los pequeños jardines periféricos: amarillos, naranjas, púrpuras se entremezclan con el verde de la vegetación para regalarnos una impresión primaveral que nos abrigue del entorno urbano de asfalto y prisa.